Abuso infantil - parte 1


El abuso sexual no es sinónimo de violación. Hay varias maneras de acercamiento sexual inadecuado tales como: manoseo, exhibicionismo, obligar al menor a mirar, estimulación de genitales, penetración genital. En cada uno de los casos, la víctima no está condicionada a dar su consentimiento debido a su inmadurez psicobiológica.

El porcentaje de abuso sexual en las niñas menores de 17 años es mayor que el de los varones. En estos abusos se advierten las insinuaciones verbales, el exhibicionismo, las caricias de genitales, los contactos bucogenitales y la penetración en la vagina, el ano o la boca, sea con el pene o con cualquier otro objeto.

El 31 por ciento de los abusos sexuales ocurren dentro del ámbito familiar, en casi la mitad de los casos el padre es el abusador, seguido del tío, el hermano mayor y el abuelo. En estos casos el 91% de las víctimas son nenas, en cambio, los varones son víctimas de profesores, entrenadores u otros conocidos más o menos cercanos.

No son muchos los que recurren a la violencia
Usualmente, los abusadores de menores no utilizan la violencia sino el engaño o la promesa. Quieren ganarse la confianza de sus víctimas al jugar con ellas, ofreciéndoles cosas y se hacen amigos aprovechándose de su ingenuidad como de su curiosidad. Al principio tanto la nena como el varón pueden llegar a sentirse halagados por el interés que reciben, sobre todo si la persona que quiere abusar de ellos es alguien de confianza a quien quieren o admiran.

Los menores no se esperan este comportamiento de parte de los adultos, es una sorpresa para ellos, por lo cual el pequeño queda sin posibilidad de reaccionar. Al producirse el primer encuentro sexual, ya es más fácil para el adulto hacer callar al menor con amenazas tales como, que los papas no les van a creer, que los van a castigar o que por culpa de ellos al contar eso la familia se va a destruir. Y en algunos casos basta con decirle a las criaturas “si dices algo, no te quiero más”.

La mayoría de los agresores son hombres que suelen cometer el primer acto de abuso en su adolescencia y prácticamente siempre son reincidentes. Suele parecer que no tienen problemas, pero los tienen (y son graves) de tipo emocionales y de socialización. Usualmente no seducen a un adulto, son incapaces ya que buscan sentirse poderosos y lo consiguen al recurrir a un menor para vivir su sexualidad.

Está claro que las nenas que son tímidas, dulces y obedientes son las víctimas ideales para los abusadores; en cambio, las criaturas que confían mas en si mismas es menos probable que caigan en manos de esas personas.

Daños físicos y comprobación
En la mayoría de los niños, no se detectan daños físicos. Si los hubo y el incidente ocurrió mucho tiempo atrás, los hallazgos físicos varían de acuerdo al grado de traumatismo sufrido. Si las lesiones fueron pequeñas cicatrizan rápidamente sin dejar huellas.
La inmensa variabilidad anatómica que existe en los genitales femeninos dificulta muchas veces la interpretación de las características de normalidad.
Existe una clasificación americana que permite distinguir los hallazgos:

  • Categoría 1: genitales de aspecto normal.
  • Categoría 2: hallazgos inespecíficos cuyas anormalidades en los genitales pudieron ser causadas por abuso sexual pero que también se observa con frecuencia en casos de inflamación, rascado, pequeñas fisuras de piel, etc.
  • Categoría 3: Hallazgos específicos. Desgarros recientes o cicatrizales del himen, aumento del diámetro del mismo, desgarros de la mucosa vaginal, marcas de dientes, etc.
  • Categoría 4: Hallazgos de certeza. Presencia de esperma.

Salvo en los casos en que ocurre penetración vaginal, las lesiones se limitan a la región vulvar y área anal, ya que generalmente son manipulados por contacto oral, digital o genital.
La ausencia de lesiones físicas no es sinónimo de que el relato de la niña no sea cierto, por el contrario, es ese mismo relato el indicador más específico.
Solo en el 30-40% de las víctimas de abuso sexual se pueden demostrar alteraciones en los genitales.

Tener una autoestima sana es una gran defensa
Transmitirles a nuestros hijos que deben ser fuertes, autónomos y concientes de sus valores es una manera de prevenirlos de los abusos sexuales. Hay que trabajar la autoestima desde que nacen.

Ellos tienen que ser dueños de sus propios cuerpos
Los adultos solemos ser invasores aunque con la mejor intención, pero debemos saber que quizás nuestros abrazos o besos no son bien recibidos por el pequeño. Si la criatura demuestra que no lo son, muchos adultos se sienten ofendidos, pero el pequeño debe sentirse libre de poder rechazarlos. Los padres deben estar con su hijo/a y darles apoyo ante sus abuelos, tíos o vecinos que suelen frente a esta situaciones ser "muy efusivos".

Los sentimientos de la criatura son aceptados
Los adultos suelen no tener en cuenta la percepción subjetiva del chico. Cuando la criatura tiene fiebre le dan consuelo al decirles "no es nada", en caso de que no les guste la comida los animan diciéndoles "pero si está re rica" y si se enojan les calman la rabia con un "no es para tanto". El chico al pasar el tiempo ya no va a creer en sus propias emociones. Ante una situación que los compromete ya no van a saber si es real el malestar o solo se trata de uno de esos sentimientos que no tienen sentido y sus padres rechazan.

Los chicos no son responsables del bienestar de sus padres
Las frases: "me estas enfermando", "no ves que estoy triste", cargan al pequeño con una responsabilidad muy grande. Las madres son las que suelen pronunciar estas palabras y chantajear emocionalmente a sus hijos convirtiéndolos en los culpables de su estado, ya que para el agresor resulta simple forzar a un menor que se siente responsable del bienestar de sus mayores.

Tienen que ser conscientes y expresar su propia voluntad
Los adultos no siempre dicen la verdad ni tienen la razón en todo. La criatura no tiene porque obedecer lo que ellos dicen sin discutirles ni expresar su propia opinión. Los chicos que aprenden a obedecer sin omitir opinión al respecto luego se convierten en personas sumisas y sujetos fáciles para cualquier adulto que quiera imponerles su voluntad.

Educación sexual: clara y temprana
Es importante que la educación sexual se inicie temprano para que los chicos vayan conociendo su cuerpo de a poco y comprendan las funciones sexuales: el amor entre mamá y papá, cómo se hacen los bebés y que en un futuro ellos van a ser adultos.
Es bueno que sepan desde chiquitos el nombre de sus genitales y tener una idea de las manifestaciones sexuales porque en caso de abuso o intento de abuso no entenderían lo que está pasando ni tendrían palabras para luego describirlo.
Todavía se les sigue enseñando a las chicas que sean amables, buenas y cariñosas. En cambio, se espera que los chicos sean valientes y activos, lo que puede tener repercusiones negativas: por un lado se fomenta que el hombre sea duro e iinsensible y por el otro, impide que un niño que sea agredido sexualmente luego pida ayuda por considerarlo una actitud blanda. Por eso debemos aceptar que nuestros hijos varones sientan miedo, dolor y debilidad, y a nuestras hijas mujeres permitirles ser activas, rebeldes y exigentes.

 

Diseño web: MST Link a WMA
Crecer Juntos® acompaña a los papás y las mamás en la compleja tarea de ser padres, sin pretender bajo ningún concepto reemplazar la figura del pediatra o médico de la familia.