Abuso infantil - parte 2


Los juegos sexuales en la niñez

A los padres les asusta el pensar en la posibilidad de un abuso sexual pero no por eso hay que desconfiar de cualquier manifestación sexual infantil.

Las criaturas tienen curiosidad por su propio cuerpo y también por la sexualidad de los adultos. Que nuestros hijos nos pregunten sobre cómo entro el bebé en la panza de la madre o que tengan interés en el cuerpo de un niño del sexo contrario no indica que muestren un interés patológico por la sexualidad ni que sean precoces. Los chicos juegan a ser médicos para investigar su anatomía y a la mamá y el papá para copiar la conducta que tienen los adultos. Cuando comienzan a tocar sus genitales es porque descubrieron que esto les produce placer. Esto es normal siempre y cuando los pequeños sean de la misma edad, no se hagan daño y no fuercen al otro a hacer cosas que no quiera.

¿Y si ya pasó algo?
Es muy importante estar prevenido, pero no existe la protección absoluta contra los abusos sexuales. El menor no tiene la culpa de lo que sucede ya que enfrente de un adulto o adolescente, se encuentra en inferioridad de condiciones.

Hay que tener en cuenta que los hijos deben saber cuales son los buenos y malos secretos porque siempre el agresor obliga a que mantengan en secreto lo sucedido. Un buen secreto, por ejemplo, es un regalo de cumpleaños. En cambio, un secreto como el de un abuso sexual a pesar de que de vergüenza y miedo no debe ser guardado. Produce alivio contárselo a alguien y esto no quiere decir traicionar a la otra persona y tampoco va a sufrir las consecuencias que le habían mencionado.

La mayoría de los casos recurren a las madres para contarles pero algunos prefieren contárselo a un profesor o maestra.

¿Cuál debe ser la reacción del adulto?

  • Escucharlos: Hay que saber escucharlos, más que nada en un tema así, que resulta incómodo pero que nos hace reaccionar. No hay que mostrarse incrédulo ni escandalizado, sino tranquilo y escucharlos cuando quieran hablarnos del tema.
  • Creerle: Un niño no miente ante una cosa así, él necesita alguien que le crea. Además un niño no sabe sobre los detalles de un abuso, es por eso que nunca mentiría sobre una cosa así.
  • Mantener la calma: Conviene no mostrarse tan alarmado así el pequeño no se asusta más. Hay que seguir tratándolos de la misma manera, igual de cariñosos que antes.

¿Cómo darnos cuenta si ellos no lo expresan?
Existe la posibilidad de que la criatura no cuente nada, ya sea porque se siente demasiado intimidado o por la edad que tiene que no le permite encontrar palabras para explicar lo ocurrido. Es sumamente complicado cuando el abuso ocurre en el entorno familiar y existe un fuerte lazo afectivo entre la víctima y su agresor.
Hay algunas señales mudas que sugieren que el niño o la niña están en una situación de confusión o miedo:

  • Dormir mal, despertarse a menudo, tiene pesadillas, no quiere acostarse o desarrolla hábitos raros como ir a la cama vestido.
  • Se vuelve retraído o triste, a veces depresivo hasta el intento de suicidio.
  • También puede volverse agresivo contra los demás o contra si mismo y llegar a lesionarse, arrancarse los pelos o morderse las uñas hasta hacerse heridas.
  • Tiene conductas regresivas como hacerse pis en la cama.
  • A veces se vuelve obsesivo por la higiene y se limpia constantemente.
  • No quiere comer.
  • Rinde menos en el colegio o no quiere participar más en clase.
  • Evita quedarse solo con determinadas personas.
  • Si son adolescentes trata de irse de la casa o escaparse.
  • Desarrolla enfermedades psicosomáticas.
  • Habla mucho de sexo o se masturba excesivamente.

Estas señales son dudosas ya que también pueden aparecer en momentos de angustia como el divorcio de los padres, la muerte de algún familiar o una mudanza. Ante cualquier duda siempre es conveniente hablar con un especialista o psicólogo infantil. En caso de lesiones físicas con sangre, moretones o fisuras, hay que llevarlos al médico iinmediatamente.

El caso más complicado es cuando el agresor es el propio padre. En estos casos la madre debe proteger y apoyar a su propio hijo o hija. Dado que la víctima negará todo cuando se lo pregunten, la única manera de ayudarlo es buscando un profesional que pueda asesorar a la madre, tanto en la manera de proteger a la víctima como acerca de la denuncia.
A pesar de que la madre tenga sus propias angustias y sienta que se le viene el mundo encima, en cualquier situación de abuso sexual hacia un hijo o hija es importantísimo que se involucre a la ley.

 

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