Los
juegos sexuales en la niñez
A los padres les asusta el pensar en la posibilidad
de un abuso sexual pero no por eso hay que desconfiar
de cualquier manifestación sexual infantil.
Las criaturas tienen curiosidad
por su propio cuerpo y también por la sexualidad
de los adultos. Que nuestros hijos nos pregunten
sobre cómo entro el bebé en la panza
de la madre o que tengan interés en el
cuerpo de un niño del sexo contrario no
indica que muestren un interés patológico
por la sexualidad ni que sean precoces. Los chicos
juegan a ser médicos para investigar su
anatomía y a la mamá y el papá
para copiar la conducta que tienen los adultos.
Cuando comienzan a tocar sus genitales es porque
descubrieron que esto les produce placer. Esto
es normal siempre y cuando los pequeños
sean de la misma edad, no se hagan daño
y no fuercen al otro a hacer cosas que no quiera.
¿Y
si ya pasó algo?
Es muy importante estar prevenido, pero no existe
la protección absoluta contra los abusos
sexuales. El menor no tiene la culpa de lo que
sucede ya que enfrente de un adulto o adolescente,
se encuentra en inferioridad de condiciones.
Hay que tener en cuenta que
los hijos deben saber cuales son los buenos y
malos secretos porque siempre el agresor obliga
a que mantengan en secreto lo sucedido. Un buen
secreto, por ejemplo, es un regalo de cumpleaños.
En cambio, un secreto como el de un abuso sexual
a pesar de que de vergüenza y miedo no debe
ser guardado. Produce alivio contárselo
a alguien y esto no quiere decir traicionar a
la otra persona y tampoco va a sufrir las consecuencias
que le habían mencionado.
La mayoría de los casos
recurren a las madres para contarles pero algunos
prefieren contárselo a un profesor o maestra.
¿Cuál debe
ser la reacción del adulto?
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Escucharlos:
Hay que saber escucharlos, más que nada
en un tema así, que resulta incómodo
pero que nos hace reaccionar. No hay que mostrarse
incrédulo ni escandalizado, sino tranquilo
y escucharlos cuando quieran hablarnos del tema.
-
Creerle:
Un niño no miente ante una cosa así,
él necesita alguien que le crea. Además
un niño no sabe sobre los detalles de
un abuso, es por eso que nunca mentiría
sobre una cosa así.
-
Mantener
la calma: Conviene no mostrarse tan alarmado
así el pequeño no se asusta más.
Hay que seguir tratándolos de la misma
manera, igual de cariñosos que antes.
¿Cómo
darnos cuenta si ellos no lo expresan?
Existe la posibilidad de que la criatura no cuente
nada, ya sea porque se siente demasiado intimidado
o por la edad que tiene que no le permite encontrar
palabras para explicar lo ocurrido. Es sumamente
complicado cuando el abuso ocurre en el entorno
familiar y existe un fuerte lazo afectivo entre
la víctima y su agresor.
Hay algunas señales mudas que sugieren
que el niño o la niña están
en una situación de confusión o
miedo:
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Dormir mal, despertarse
a menudo, tiene pesadillas, no quiere acostarse
o desarrolla hábitos raros como ir a
la cama vestido.
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Se vuelve retraído
o triste, a veces depresivo hasta el intento
de suicidio.
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También puede volverse
agresivo contra los demás o contra si
mismo y llegar a lesionarse, arrancarse los
pelos o morderse las uñas hasta hacerse
heridas.
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Tiene conductas regresivas
como hacerse pis en la cama.
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A veces se vuelve obsesivo
por la higiene y se limpia constantemente.
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No quiere comer.
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Rinde menos en el colegio
o no quiere participar más en clase.
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Evita quedarse solo con
determinadas personas.
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Si son adolescentes trata
de irse de la casa o escaparse.
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Desarrolla enfermedades
psicosomáticas.
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Habla mucho de sexo o
se masturba excesivamente.
Estas señales son dudosas
ya que también pueden aparecer en momentos
de angustia como el divorcio de los padres, la
muerte de algún familiar o una mudanza.
Ante cualquier duda siempre es conveniente hablar
con un especialista o psicólogo infantil.
En caso de lesiones físicas con sangre,
moretones o fisuras, hay que llevarlos al médico
iinmediatamente.
El caso más complicado
es cuando el agresor es el propio padre. En estos
casos la madre debe proteger y apoyar a su propio
hijo o hija.
Dado que la víctima negará todo
cuando se lo pregunten, la única manera
de ayudarlo es buscando un profesional que pueda
asesorar a la madre, tanto en la manera de proteger
a la víctima como acerca de la denuncia.
A pesar de que la madre tenga sus propias angustias
y sienta que se le viene el mundo encima, en cualquier
situación de abuso sexual hacia un hijo
o hija es importantísimo que se involucre
a la ley.
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