No permanecer mucho tiempo
dentro del agua. Es mejor que se bañen
muchas veces y permanezcan poco rato.
Nunca hay que meter nada
en el conducto auditivo para limpiarlo. Si el
chico siente que le entró agua y no sale,
puede servir tirar del pabellón de la
oreja hacia abajo con la cabeza inclinada hacia
ese lado.
Si el chico practica natación,
puede hacerse una profilaxis instalando en el
oído unas gotas de alcohol boricado diluído,
siempre bajo el consejo del médico.
Si tiene los oídos
sanos, nadar, bucear o bañarse con moderación
no lo enfermará. El propio organismo
tiene defensas para evitar la proliferación
de gérmenes en su interior y el cerumen
barre las partículas extrañas
que lo invaden.
Si padece otitis crónica,
le supura el oído o tiene colocados unos
tubitos de drenaje, aunque suponga un gran sacrificio,
no debe bañarse.
Los tapones comerciales
sólo son una solución si el chico
no se los saca y soporta las molestias que suponen,
como no oír bien.