La importancia de un buen desayuno


Todos los pediatras coincidimos que un buen desayuno es fundamental para el adecuado funcionamiento físico y mental. Después de diez o doce horas sin comer, el organismo y el cerebro necesitan de un buen aporte de energía que los prepare para enfrentar las exigencias del día que está por comenzar.


Un buen desayuno debe contener lo necesario para satisfacer esta demanda.
Para esto, lo ideal es que en esta comida el niño consuma un 25 por ciento de los alimentos que tome en todo el día (el 40 por ciento se toma al mediodía, en el almuerzo, un 10 por ciento en la merienda, y un 25 por ciento en la cena).

El desayuno básico consta de un lácteo (taza de leche o un yogurt o queso) más un cereal (pan fresco o tostado, copos de cereal, galletitas). Ningún chico debería irse a la escuela sin haber tomado esos dos alimentos.
Los días de semana el desayuno debe ser sustancioso, sobre todo si va al jardín de infantes. Si es lento o no tiene tiempo de desayunar, igual hay que ofrecerle una tostada con dulce o queso, o un yogurt bebible para que tome en el camino.

Es importante evitar que el niño se levante demasiado tarde y saltee el desayuno o este sea muy liviano.
Para mejorar el aporte de vitaminas al desayuno se le puede agregar una fruta entera o un jugo exprimido en casa.

El cacao, la manteca, dulces o mermeladas no son necesarios, pero no hay por qué prescindir de ellos todo el tiempo, salvo que el médico no los recomiende por alguna razón. Proporcionan calorías y hacen el desayuno más apetecible. A la hora organizar el desayuno conviene tener en cuenta los gustos de niño pero también sus hábitos alimentarios cotidianos: si come un sándwich en el recreo, si almuerza temprano o tarde, si por la mañana tiene apetito y al mediodía no.

Cuando el pequeño es muy inquieto, hace mucha actividad física o deportes, está delgado o almuerza tarde, debemos ofrecerle un desayuno completo agregando al desayuno básico una fruta, un sándwich de pan con queso fresco o con jamón cocido, o un postre. Evitar complementar con alimentos no recomendables como jugos comerciales azucarados, golosinas o alfajores.

Es muy saludable que los chicos adquieran el hábito de desayunar. Si el resto de la familia acostumbra desayunar, ellos los imitarán. No desayunar favorece la obesidad porque puede hacer que el chico picotee a lo largo de la mañana y coma más de la cuenta al mediodía.

Algunos ejemplos de desayunos

  • Una taza de leche, pan, mermelada y manteca.
  • Una fruta cortada, un yogur con un pote de copos de cereal.
  • Un vaso de leche con cacao y unas vainillas.
  • Un jugo de naranjas, una taza de te con leche y un trozo de queso con unas tostadas.
 

Crecer Juntos® acompaña a los papás y las mamás en la compleja tarea de ser padres, sin pretender bajo ningún concepto reemplazar la figura del pediatra o médico de la familia.