Otitis serosa: Drenajes timpánicos


La acumulación de líquido en el oído medio, generalmente de características mucosas, produce un déficit en la audición de los chicos. Con un tratamiento adecuado, la recuperación puede ser total.
                  
Los drenajes timpánicos (diábolos) son más chiquitos que un grano de arroz. Mediante una pequeña intervención, se colocan atravesando el tímpano, para comunicar el oído externo y el oído medio cuando éste está lleno de mucosidad.
Permiten que entre aire en el oído medio y el moco acumulado pueda salir. Esta operación tiene sus defensores y sus detractores. Es la actual solución para la otitis secretora o serosa. La formación de moco en una zona donde tendría que haber sólo aire puede tener varias causas: alergias, catarros de repetición, infecciones de oído, hipertrofia de la adenoides etc., que normalmente unido a una disfunción de la trompa de Eustaquio, generan moco en el oído medio. Al principio se trata de un líquido claro que con el tiempo se vuelve espeso, incluso gelatinoso. Y puede afectar a la audición en distintos grados. Como no se manifiesta con dolor, fiebre, ni síntomas externos, puede pasar inadvertida durante mucho tiempo. Normalmente, es la actitud del chico la que envía señales de alerta y hace necesaria la consulta:  pregunta todo el tiempo “que…que “ pone la tele muy alta, a veces no responde cuando se le habla, parece distraído, en la escuela no atiende... suele ser el niño con bajo rendimiento escolar.
En el consultorio del otorrinolaringólogo, mediante un otomicroscopio, el profesional puede ver el líquido a través de la membrana del tímpano y observar su falta de movilidad insuflando un poco de aire; una vez confirmada la presencia de este líquido, una prueba llamada audiometría con timpanometría e impedanciometría,  puede documentar cómo se ha afectado la audición del chico.

Como tratarla
La mayoría de las otitis serosas remiten muchas veces sin tratamiento: el líquido del oído se reabsorbe únicamente con el tiempo. La mitad  de los casos resuelve en cuatro a seis meses muchas veces coincide con los cambios climáticos, otro grupo tardara un poco mas de tiempo en resolver el problema. Muchos necesitaran tratamiento antialérgico para resolverlo.
En ese tiempo se busca la causa de la formación de moco detrás del tímpano (¿una alergia, una infección?). Porque si el problema original no se resuelve, ninguna otra medida implicará una solución definitiva. Si pasados ocho meses persiste el líquido en el oído, existe la posibilidad de realizar una operación sencilla en la que se introducen los drenajes timpánicos en los oídos. Esta intervención se realiza con anestesia general.

Para muchos otorrinolaringólogos y pediatras que apoyan la colocación de estos dispositivos en la membrana timpánica para promover el  drenaje,  es que en los menores de dos años se evita que la pérdida auditiva dificulte o retrase el aprendizaje y desarrollo del lenguaje.
Además, el tubito sirve para que esa mucosidad no se solidifique ni dé lugar a otros problemas que se podrían derivar de ello. Si no se trata a tiempo, puede evolucionar generando trastornos orgánicos, por ejemplo, el tímpano pierde su movilidad y se pega, pueden generarse fijaciones si pasa mucho tiempo, y la sordera llegará a convertirse en irreversible. Los especialistas aseguran que es una operación sencilla que permite ganar tiempo mientras se encuentra la causa. Entre sus ventajas inmediatas se encuentra que el fluido del oído medio desaparece enseguida y el oído recupera pronto su normalidad.
Por otro lado, están los riesgos de una cirugía, la limitación que supone no mojarse los oídos ni sumergir la cabeza en el agua durante el tiempo en que los tubitos están en el oído y el malestar temporal del chico después de la operación. La presencia de estos tubos puede generar infecciones en algunos pequeños (no dejan de ser cuerpos extraños).

Siempre se valora en cada paciente cual es el mejor tratamiento, ya que todavía sigue la controversia si es mejor la operación o intentar tratamientos médicos. Es importante si valorar como es el rendimiento escolar ya que este si podría ser el indicador mas importante para decidir si se espera o se opera. El pediatra, los maestros y la familia tienen la palabra.
 

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