Epilepsia


La epilepsia es un conjunto de síntomas neurológicos de origen cerebral. Estos pueden aparecer en forma de espasmos musculares, rítmicos, con pérdida de la conciencia, o con algún otro comportamiento anormal por irritación del sistema nervioso central (el cerebro).


En algunos casos el origen de los ataques es de fácil localización, a esta epilepsia se la denomina orgánica o sintomática. Por el contrario cuando su origen no se descubre, se la denomina idiopática.
Aparece en cualquier momento de la vida pero es mas frecuente en la infancia y en la niñez. Ante episodios convulsivos que se repiten debemos pensar en epilepsia y ser el neurólogo infantil, quien junto al electro-encefalografista y el pediatra certificarán el diagnóstico y decidirán la medicación mas adecuada.

No todas las epilepsias son iguales. Si la convulsión compromete a todo el cuerpo se la llama "epilepsia generalizada" pero si esta se manifiesta en una parte o un sector corporal, un brazo, la cara, un párpado, etc., se la llama "epilepsia parcial".

En la gran mayoría de los casos la epilepsia no es grave. Hay que tener presente que no todas las convulsiones son síntomas de una epilepsia, pueden deberse a un tumor cerebral, a un traumatismo de cráneo, a una infección intrauterina o a un a pico de fiebre muy alto.
Cuando se trata adecuadamente, es benigna ya que los síntomas desaparecen totalmente. Las epilepsias parciales se curan después de la infancia y las generalizadas lo hacen después de la segunda década de la vida.

¿Puede mi hijo tener una vida normal?
El niño que sufre de epilepsia podrá hacer una vida totalmente normal. Pero es conveniente que respete algunos consejos elementales y saludables también para cualquier niño: dormir suficientemente, evitar fatigas excesivas y no practicar deportes solitarios sobre todo si son de riesgo. De esta forma se evitaran accidentes si lo sorprende una crisis.
El niño epiléptico no necesita una educación especial. El no presentar trastornos del aprendizaje lo habilita para estar en una escuela común. Tanto en casa como en el colegio ha de ser tratado como cualquier niño. Los padres deben evitar la sobreprotección y no hacer diferencias con los hermanos.
En los períodos de crisis, no hay que asustarse por muy alarmantes que sean. Salvo que el niño se golpee seriamente al caer o se muerda la lengua, cosa poco habitual, el ataque epiléptico no es peligroso para el que lo sufre. No se debe sujetar al paciente muy fuerte ni tampoco hablarle para que se calme, porque, al estar inconsciente, no puede escuchar. Lo mejor es dejar que la crisis pase. No hay que atormentar al niño con preguntas ni consejos, ni adoptar ninguna medida extraordinaria, ya que una vez superada la crisis, el paciente vuelve a estar completamente normal.
La experiencia demuestra que con una medicación adecuada y seguida, según la indicación del médico, las crisis dejan de presentarse.

¿Cuándo llamar al médico?

  • Si presenta una convulsión generalizada por primera vez.
  • Si la convulsión dura más de tres minutos.
  • Si tiene una seria de crisis en sucesión rápida.

¿Qué puedo hacer durante una crisis?
Durante una crisis, tumba al niño de lado en el suelo. No intentes sujetarlo pero fíjate que no se haga daño.
Evita situaciones peligrosas: Pon vallas en las escaleras, no lo dejes solo en el baño. No seas sobreprotectora porque puede creer que su epilepsia lo hace ser anormal.
No le despiertes si se duerme pero fíjate que respire sin dificultad.

¿Qué puede hacer el médico?
Enviará al niño a hacer análisis. Posiblemente recete algún medicamento para calmar las crisis. No dejes de darselo nunca, si ves cambios favorables, limitate a informarselos al pediatra.

 

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