Espasmo del sollozo


El espasmo del sollozo es una de las situaciones mas inquietantes y cargadas de angustia por la que pasan muchos papás.

Por suerte y a pesar de todo lo que genera en el ámbito familiar y de la espectacularidad del cuadro, éste no reviste de ninguna gravedad ni tampoco suele producir problemas en quien lo padece.
Estos espasmos del llanto, se producen por lo general cuando el niño sufre un golpe o se enoja o en pleno berrinche.

¿Porqué sucede?
Mientras está llorando intensamente empieza a realizar inspiraciones mas profundas hasta que en alguna de ellas se queda con el aire en los pulmones y no puede soltarlo. A partir de ese momento se inicia el espasmo del sollozo.
Acto seguido y al no haber intercambio de oxígeno (el pequeño no respira) se empieza a poner rojo, mas tarde puede llegar al color azulado, todo esto dependiendo del tiempo que no respire.
En algunos niños se torna tan largo el tiempo del espasmo que pueden hasta desmayarse. Es frecuente observar que los pequeños patean, mueven mucho los brazos, etc. dando la sensación para quien presencie la escena, de que la falta de aire lo está llevando al niño a una situación de inquietud extrema, sin embargo todas esas manifestaciones forman parte del mismo motivo por el cual se desencadenó el espasmo: ni mas ni menos que el berrinche, o el llanto de dolor cargado de cierto enojo.

Desde el punto de vista neurológico el niño no sufre de ninguna enfermedad ni tampoco estos episodios le dejarán alguna secuela.

¿Qué deben hacer los papás?
Los papás al estar alerta de estos acontecimientos suelen tomar actitudes de sobreprotección con la intención de evitar la repetición de los episodios, sin embargo lo único que consiguen es que el niño se torne más dependiente y al notar la inseguridad por parte de los papás, los berrinches se seguirán repitiendo y por consiguiente los espasmos también.

Lo mas adecuado es continuar con la crianza como si nada hubiera ocurrido y procurar que reciba estímulos para que la independencia se fortalezca y cuando haya que poner algún limite habrá que hacerlo aunque en algún momento termine con un espasmo. De esta manera el pequeño sentirá que los papás están seguros y lentamente dejarán de aparecer.

En el momento del espasmo surte muy buen efecto para cortar el reflejo que detiene la respiración, soplarle intensamente en la boca, mojarle la cara con agua fria, o simplemente esperar que pase protegiéndolo para evitar que se golpee.
El médico no indicará ningún medicamento porque no existen y porque además no hacen falta. Siempre que consultes con el pediatra cuéntale cuántos episodios ha tenido.... mantenerlo informado ayudará a que les pueda dar pautas de apoyo.

 

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Crecer Juntos® acompaña a los papás y las mamás en la compleja tarea de ser padres, sin pretender bajo ningún concepto reemplazar la figura del pediatra o médico de la familia.