Giretas en el pezón, mastitis, etc.


Muchas madres piensan que no tienen la cantidad de leche necesaria para alimentar a su hijo. Esto se debe a que desconocen los complejos mecanismos hormonales que ponen en marcha el sistema de producción.


Para que éste alcance su plenitud, es necesario esperar algunos días. Se suman factores psicológicos propios de la madre (la ansiedad, el temor a no poder alimentar a su hijo, el dolor, la fatiga), que pueden convertirse en el principal obstáculo para la normal alimentación del bebé. Enfrentarás muchos aparentes fracasos. Trata de superarlos sin dejarte influir por el personal de las maternidades o tus allegados que ante el primer desarreglo suelen ofrecerte una mamadera en vez de apoyarte para así poder superar el momento.

Mastitis
Se producen generalmente a partir de grietas mal curadas o de inflamaciones de los conductos galactóforos. La fiebre, el dolor y la turgencia mamaria son algunos de los síntomas que se presentan en estos casos. Consulta a tu médico a la brevedad. Por lo general no hay que suspender la lactancia, aunque tomes antibióticos.

Tensión mamaria
Esta se produce cuando el bebé no succiona totalmente la leche, la que se acumula produciendo dolor. Para evitar esto pon el bebé al pecho frecuentemente, o practica la extracción manual. No es conveniente utilizar el sacaleche, ya que la excesiva extracción induce la producción de una cantidad mayor (no deseada) de leche.

Tipos de pezones
Los pezones pequeños y retráctiles suelen necesitar una mayor estimulación por parte del bebé. Los llamados umbilicados requieren muchas veces la utilización de pezoneras para facilitar la lactancia.

Las grietas del pezón
Estas dolorosas heridas casi siempre están producidas por una posición incorrecta al mamar. A veces, esta posición inadecuada se debe a alguna anomalía en la boca del bebé, como un frenillo lingual tan corto que no le permite hacer presión con la lengua o un frenillo del labio que le impide doblarlo hacia fuera al mamar. En estos raros casos, es preciso tener una consulta con el pediatra que evaluará la necesidad de consultar con un cirujano.

Mal aprendizaje: Es muchísimo más frecuente que la mala posición se deba a un mal aprendizaje. El bebé ha recibido chupetes y mamaderas en los primeros días y se ha acostumbrado a colocar la lengua de otra manera; o ha estado separado de la madre en las primeras horas y eso ha interferido en su instinto de succión. En esos casos, abre poco la boca y aprieta sólo la punta del pezón.

Demasiada higiene: Otros factores que favorecen la aparición de grietas son las pomadas y las cremas, que pueden producir alergia, o el hecho de lavar el pezón en exceso. Es un error limpiarlo antes y después de cada toma. Basta con la ducha diaria habitual.

Cómo curarlas: El primer paso para curar las grietas consiste en poner al bebé en posición correcta. Esto es, de cara a la madre, panza con panza, muy pegado a ella y con el pecho bien metido en la boca muy abierta. Lo segundo es desterrar las mamaderas y postergar el uso del chupetes hasta que se adapte a la succión del pecho sin dificultad. Corregida la postura, las grietas se curan en pocos días, como cualquier pequeña herida de la piel.
Las pezoneras suelen agravarlas. La propia leche ayuda a cicatrizar: conviene poner unas gotas sobre las grietas y dejarlas secar al aire. Si todo esto no da resultado seguramente el ginecólogo recetará una pomada cicatrizante semejante a la que se usa en las quemaduras.

Ten cuidado: la mayoría de los medicamentos pasan a la leche y algunos pueden dañar al bebé. Consulta a tu médico antes de automedicarte.

 

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