Estamos gestando en nuestro interior una nueva
vida que se va a alimentar de nuestro organismo
y de cada uno de los alimentos que consumamos.
Por eso, ahora es importante saber qué
debemos comer, en qué cantidad y con
qué frecuencia.
El truco está en comer
bien y en cantidades normales, manteniendo los
horarios regulares y sin saltearse ninguna comida.
Debemos mantener una dieta
equilibrada porque algunos alimentos pueden causarnos
enfermedades que pueden llegar a perjudicar tanto
a la mamá como al bebé.
Se ha observado que al principio del embarazo
existe el deseo de comer frutas o alimentos ácidos
como también aparece la aversión
al te, café o alimentos fríos. En
contraposición con esto hay otras mamás
que experimentan náuseas en este tiempo.
Es frecuente durante el embarazo la aparición
de náuseas y vómitos fundamentalmente
al inicio.
Cuatro comidas
o cinco son mejor que tres
La frecuencia con la
que se come es igual de importante que lo que
se come. Es recomendable fraccionar la comida
para poder asimilar mejor los nutrientes y para
evitar la acidez gástrica. También
es importante mantener horarios regulares y no
saltearse ninguna comida, ni siquiera la de media
mañana o la merienda.
El salto de una comida principal o de una más
pequeña puede originar un estrés
que sería muy inconveniente para el embarazo.
Para cerciorarse es mejor comer cuatro o cinco
veces al día en horarios regulares, y hacer
ingestas nutritivas (como una fruta) durante el
día.
La higiene en los
alimentos
Los alimentos que van a ser consumidos crudos
es conveniente lavarlos muy bien, como las frutas
y verduras, ya que pueden ser portadores de microorganismos
capaces de producir infecciones maternas, como
la toxoplasmosis (sobre todo la verdura) o de
algunos productos químicos como los pesticidas
y colorantes (es el caso de la fruta, por eso
es conveniente comerla pelada). A las verduras
se les puede colocar unas gotitas de lavandina
en el agua cuando las lavamos, y en caso de hervirla
es mejor no utilizar demasiada agua porque pierden
vitaminas en las cocciones largas. Para mayor
seguridad, no se deberían comer verduras
frescas fuera de casa.
Un
aumento de peso prudente evita las complicaciones
Un aumento de peso razonable es favorable para
la evolución de la gestación y además
evita complicaciones en el embarazo y en el parto.
Se considera normal un aumento de entre 9 y 12
kilos sobre el peso inicial. Los kilos se distribuyen
entre el cuerpo de la embarazada, el peso del
futuro bebé, la placenta, el líquido
amniótico, el aumento de volumen del útero,
las mamas, el caudal sanguíneo y las reservas
maternas. La mujer, en promedio, aumenta un kilo
y medio en el primer trimestre; de tres a cuatro
a lo largo del segundo, y el resto en el tercero.
Contra
vómitos y constipación
Te aconsejamos ingerir alimentos ricos en hidratos
de carbono, como galletitas crackers, pan o cereales
secos, antes de levantarte, por la mañana.
Utiliza para condimentar poca sal, y aceite de
oliva. Este último ayuda a mejorar la absorción
de los alimentos y al mismo tiempo aporta sustancias
nutritiva para la mamá y el bebé.
Esto te puede resultar beneficioso, debes fomentar
también la ingesta de líquidos fuera
de las comidas. Conviene que te abstengas de consumir
alimentos grasos y que contengan cafeína
como el cacao, café, chocolate y coca cola.
El estreñimiento o la constipación,
también es otro síntoma frecuente,
debido a la presión que el útero
en crecimientoejerce sobre el intestino junto
con los cambios hormonales propios del embarazo.
Para disminuir este síntoma
debe aumentar el ejercicio físico, la ingesta
de líquidos y el consumo de alimentos con
alto contenido en fibras naturales como las verduras
de hoja crudas y cocidas, frutas y los cereales
integrales.
Además de evitar la constipación
producen saciedad disminuyendo el apetito por
ocupar rápidamente el volumen del estómago.
Otro de los síntomas es la pirosis o ardor
en el esófago que en algunos casos se debe
a esofagitis por reflujo (esto significa que el
cardias, efinter que separa el esófago
del estómago, no es lo suficientemente
tónico para evitar que el contenido de
este último que es ácido, ascienda
produciendo la sensación de ardor), todo
esto se produciría durante el embarazo
por aumento de la presión intra abdominal
por el aumento del útero.
Infusiones, solo las
que autoriza el médico
Algunas hierbas pueden poner en peligro la salud
del futuro bebé por eso es imprescindible
consultar con el ginecólogo antes de beber
alguna infusión o preparado de hierbas.
Las hierbas digestivas no son muy recomendables
porque podrían contener sustancias perjudiciales
para el desarrollo del bebé.
¿Alcohol?
No
Según los estudios, el alcohol es la primera
causa no genética del retraso mental en
el futuro bebé.
Es mejor no consumir cerveza, vino ni licores
ya que está comprobado que tomar cualquier
bebida alcohólica durante el embarazo,
implica un alto riesgo para el desarrollo psíquico
y físico del niño. Una borrachera
esporádicamente puede ser fatal en momentos
sensibles de la formación del embrión.
Cafeína
La cafeína no solo está en el café
sino también en las bebidas cola, y su
elevado consumo puede aumentar el riesgo de un
aborto espontáneo o el bajo peso de los
recién nacidos.
Azúcares
El que la embarazada consuma, como lo llaman los
nutricionistas, “calorías vacías”,
productos que contienen muchas calorías
pero no son nutrientes importantes como los snacks
o las golosinas, no es adecuado para su cuerpo
ni para el bebé que va a nacer.
Si le dan ganas de comer algo dulce reiteradamente,
es mejor que coma una fruta fresca, como la naranja.
Es conveniente abstenerse de los productos que
contienen aditivos y conservantes, como las golosinas,
o demasiados edulcorantes.
Del
mar
Es recomendable comer varias veces en la semana
pescado porque contiene ácidos grasos esenciales
y vitaminas A y del grupo B, entre otras.
Con los moluscos hay que tener cuidado porque
se corre el riesgo de intoxicación. Tampoco
es conveniente comer pescados y mariscos crudos
porque pueden causar envenenamiento o contener
anisakis (un parásito que provoca alergia).
Para prevenir es mejor mantener el pescado en
el congelador a – 20° durante tres días
antes de cocinarlo.
Carnes
Las proteínas que contiene la carne son
necesarias para el crecimiento del útero,
el desarrollo del bebé y el aumento del
volumen sanguíneo.
No se debe comer carne cruda, semicruda o embutidos
caseros, así evitamos contraer toxoplasmosis
(enfermedad que puede traer daños cerebrales
en el bebé o causar aborto).
Es recomendable evitar la panceta y el tocino
por su alto contenido de grasas. Las temperaturas
altas o muy bajas destruyen el toxoplasma. Por
eso, conviene comer la carne bien cocida o congelarla
por 48 horas antes de ser consumida. También
se deben congelar los embutidos.
Es muy importante mantener una higiene en la manipulación
de los alimentos: lavarse las manos con agua y
jabón, y desinfectar la superficie donde
se va a trabajar en la cocina y los utensilios
que se van a utilizar con la carne cruda.
Lácteos
La leche contiene proteínas, carbohidratos,
grasas, calcio, fósforo, sodio y vitaminas
A, D, B6 y B12. Se recomienda tomar un litro por
día (cuatro vasos) o sus derivados (más
o menos, un litro de leche equivale a dos yogures
o 45 gramos de queso).
El yogur además de calcio, contiene vitaminas,
sales minerales y ácido fólico (previene
la espina bífida). También se recomiendan
los yogures elaborados con leches biológicas
y aquellas variedades que contienen bífidus
(podrían protegernos de las infecciones
intestinales).
La mayoría de los quesos son seguros por
las técnicas actuales de tratamiento de
lácteos, pero es bueno evitar aquellos
que están hechos con leche no pasteurizada
y los quesos suaves (brie o camembert) y azules
(roquefort), que podrían contener listeriosis,
una enfermedad perjudicial para la criatura.
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