Que su bebé crezca sano no es solo
cuestión de buena alimentación.
También hay que tomarlo en brazos,
acariciarlo, acunarlo y masajearlo. Si, masajearlo…
Esta sugerencia generalmente
sorprende a los papis, cuando escuchan para sus
bebés lo que suponen solo un paleativo
para el estress.
Hay que hablar a la piel del pequeño, hay
que hablarle a su espalda que tiene sed y hambre,
igual que su vientre. Este es un arte profundo,
simple y muy antiguo, que ayuda al niño
a aceptar el mundo.
Todos tenemos la necesidad
de ser tocados, de ser acariciados, también
sentimos la necesidad y deseos de acariciar, de
tocar y de disfrutar todo tipo de contacto con
la piel. Nuestros
bebés tienen la misma necesidad.
El contacto les parece seguridad y tranquilidad.
Las madres acarician instintivamente a sus bebés,
por eso es importante aprender los masajes de
Shantala.
Originalmente de India, hace probable un contacto
intimo de los padres con sus bebés. Es
frotar profundo, es acariciar con ternura la piel
suave y tersa de nuestro bebé, es masajear
con el cuerpo, es disfrutar con la mente, es transmitir
energías armoniosas, es un momento, un
masaje, un espacio mágico. Sin límites
de amor que nos proporciona la ternura de un bebé,
de un hijo.
A través de estos masajes
podemos estimular sus sentidos, su sistema nervioso,
respiratorio, digestivo, endocrino y circulatorio
y proporcionar a nuestro bebé una relación
maravillosa.
El cerebro del bebé
es una especie de rompecabezas en pleno armado.
Las piezas son infinitas. Cada sonrisa materna
y paterna, cada juego, cada
canción de cuna, sienta las bases de nuevas
conexiones neuronales y despierta en el niño
aptitudes e inclinaciones que acaso jamás
hubiese adquirido.
Desde el nacimiento hasta el tercer año
de vida se establecen
simultáneamente los cimientos del lenguaje,
las habilidades motrices, y se
construyen los mecanismos fundamentales del conocimientos.
El tacto es un estímulo
importante para el sistema nervioso central. Los
abrazos y las caricias no solo maternas sino también
paternas, activan el aparato digestivo
y liberan hormonas y esto permite que los bebés
crezcan
más rápidamente.
¿Cómo
realizarle los masajes?
La mamá sostiene al
bebé por las axilas para comprobar su respuesta al reflejo de enderezamiento.
El bebé estira el cuerpo desde las rodillas
hasta la cabeza.
Las
piernas: Poner
las manos de mamá o de papá en una
de las piernas.
Una por arriba y otra por debajo, formando pequeños
brazaletes, que se apoderan del músculo
y, la una despúes de la otra, suben a lo
largo del miembro, hacia el pie del bebé.
Después, actuando en sentido opuesto sus
manos (siempre rodeando la
extremidad del niño) subirá desde
la base de la pierna hacia el pie, efectuando
el movimiento de torsión como si exprimieran.
No olvidar que el talón es una región
escencial. Finalmente masajeará la planta
del pie, primero con los pulgares y después
con toda la palma de la mano. Y, naturalmente,
cuando haya terminado con una de las piernas pasa
a la otra.
Tomarlo de las rodillas, por debajo, llevarselas
al pecho en vaivén, despegar la columna
del suelo y luego aflojar con el cuerpo todo estirado
y apoyado sobre la colchoneta.
El
vientre: Aqui sus manos trabajan una después
de la otra. Partiendo de la base del pecho, allí
donde se abren las costillas, descienden hacia
la parte baja del vientre.
En suma, usted trae sus manos una después
de otra hacia usted misma.
Perpendiculares al cuerpo del bebé, sus
manos aquí trabajan planas.
Una vez más, se suceden como olas, como
si vaciaran el cuerpo del bebé.
Los
pies: Al presionar el centro de la planta
del pie, el recien nacido encoje los dedos y se
agarra con fuerza al pulgar.
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