Una vez que ha comenzado la anorexia nerviosa,
raramente retrocede por si sola.
Por este motivo es importante pedir ayuda
e iniciar un tratamiento lo mas pronto posible.
Los padres no han de confundirse
cuando su hija realiza alguna dieta para mantener
su peso, pero conoce claramente cuales son sus
limitaciones. O cuando realiza actividades físicas
sanas, por mas intensas que sean, que de ninguna
manera pueden perjudicarla.
Muy distinto es el caso de esa joven triste, que
ha comenzado dietas estrictas de muy bajas calorías;
que va aumentando compulsivamente su actividad
fisica en forma individual y no bajo supervisión
de algun deportólogo; que luego de comer
tiene que realiza ejercicios para compensar la
aparente excesiva ingestión alimentaria;
cree que el "engorde" se produce inmediatamente
despues de comer, y por eso trata de contrarrestarlo
con gimnasia descontrolada.
Por lo tanto, ante un chico
o una chica con notable pérdida de peso,
que muchas veces es mayor al 15% del peso teórico
para la edad y la estatura, que realiza ejercicios
físicos diarios, que está continuamente
preocupada por la comida, que no tiene menstruación
en el caso de las niñas que ya han alcanzado
la edad para tenerla o que se le ha retirado;
que tiene una autopercepción irreal de
su peso; que presenta sensación de inseguridad
y agotamiento, no
se debe vacilar en consultar inmediatamente
con el especialista en adolescencia, quien confirmará
el diagnóstico y planteará el tratamiento
más adecuado.
Es asimismo de capital importancia que los padres
posibiliten la consulta del joven paciente con
el equipo de psicopatología, ya que los
factores emocionales juegan un papel preponderante
en la manifestación de los síntomas.
El tratamiento tiene que ser interdisciplinario:
el clínico especializado en adolescencia,
el psicólogo y el nutricionista.
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