Cuando debo ir al hospital?


Durante toda la vida de la mujer el útero se contrae y relaja permanentemente. Hay dos momentos en los que éstas contracciones se hacen más evidentes: la menstruación (son necesarias para disminuir la cantidad de sangre) y el parto.

Hacia el final del tercer trimestre el tono uterino y las contracciones (que hasta ese momento eran de frecuencia muy baja y poco intensas) se generalizan a todo el útero, haciéndose simultáneamente más fuertes y prolongadas.

El inicio del trabajo de parto es una modificación a veces imperceptible para la futura mamá. Sin notarlo, se va modificando tu cuello uterino por la acción de esas contracciones más intensas.
Como si inflaras un globo de cumpleaños hasta el reborde mismo, el cuello del útero pierde su trayecto. A la vez, deja la posición posterior que mantuvo durante todo el embarazo (cerca de la pared vaginal posterior) y se orienta hacia el eje medio de la cavidad vaginal.

En condiciones normales, la cabecita de tu bebé se ha ido “encajando” profundamente en la pelvis, apoyando (y facilitando) el borramiento del cuello.
Una vez que se ha completado esta modificación, comenzará la dilatación cervical. Posiblemente éste sea el momento en que (al menos la primeriza) se da cuenta de que su parto ha comenzado.
Para que la dilatación del cuello uterino pueda producirse, las contracciones deben hacerse mucho más intensas. La frecuencia ahora es de aproximadamente una cada tres minutos.

Entonces....¿Cuándo tengo que ir al hospital?
Seguramente tu obstetra o la obstétrica te sugerirá que llames o te dirijas a la maternidad cuando tenga tres contracciones dolorosas cada diez minutos, durante un período de por lo menos media hora.
Si éste es tu segundo embarazo, y más aún si fuera el cuarto o el quinto, no te demores. En estos casos, el cuello puede haber quedado “complaciente” desde el o los partos anteriores, y encontrar el inicio del trabajo de parto un cuello ya “dilatado”.

¿Cuanto durará el trabajo de parto?
Casi toda embarazada primeriza se pregunta una y otra vez si tendrá tiempo de llegar al lugar de internación. Cuánto durará el trabajo de parto es una preocupación constante. El período dilatante dura de 8 a 12 horas en la primípara y de 4 a 6 horas en la multípara. Como ves, tienes tiempo hasta de lavarte y secarte el pelo antes de partir.

El tapón mucoso
Para ser puristas debemos considerar que cuando se pierde el tapón mucoso es porque ya se ha modificado el cuello e iniciado la dilatación. Muchas mujeres pierden el tapón mucoso varios días antes del nacimiento de su hijo, lo que significa que el primer escalón del trabajo de parto en algunos casos puede ser extremadamente lento.
La “eliminación de los limos” o pérdida del tapón consiste en la salida por los genitales de una substancia mucosa espesa, a veces sanguinolenta, que estuvo durante el embarazo ocupando el canal del cuello uterino como una barrera que protegía a lo que se alojaba en su interior de una posible infección a punto de partida de los gérmenes vaginales.

La bolsa de aguas
Algunas veces ocurre que sin haberse experimentado contracciones dolorosas previas se rompe la bolsa de las aguas intempestivamente. Es un episodio que suele tener connotaciones negativas para la embarazada.
De repente elimina una cantidad considerable de un líquido aguachento con un leve olor a lavandina (entre 200 a 500 cc), con las molestias que ello ocasiona. Como sabe que cuando esto ocurre por lo general ya hay dilatación, cunde el pánico. ¿Llegaré a tiempo para internarme? ¡Qué papelón! ¿Cómo vuelvo a casa toda empapada? El bebé, ¿estará bien?.

Felizmente, casi siempre la rotura de la bolsa de las aguas se produce en pleno trabajo de parto, con la parturienta internada. Es más, en los partos asistenciales muchas veces es rota artificialmente por la obstétrica para regular el trabajo de parto.
Cuando ocurre en forma prematura, es decir, sin dilatación, con frecuencia aparecen las contracciones poco después. Creemos innecesario enumerar las causas por las que esto puede ocurrir, pero es importante destacar que esta eventualidad no es para nada grave o preocupante. Es más, en muchas ocasiones requiere que poco tiempo después se deba estimular médicamente el inicio del parto por no desencadenarse en forma espontánea.

Por supuesto que hay primerizas que sólo sienten las contracciones dolorosas cuando están con el cuello casi totalmente dilatado, así como hay cuartigestas y quintigestas que tienen trabajos de parto de doce horas de duración. Cada embarazada es una individualidad. De manera tal que no debes preocuparte si tu inicio de parto es diferente. Recurre a tu médico o a tu obstétrica. Ellos te explicarán lo que sucede y los pasos a seguir.
Como hemos visto, la distinta duración que tienen los partos de primíparas y multíparas reside en el proceso de borramiento y dilatación del cuello uterino. En las primeras el cuello debe borrarse y centralizarse antes de que pueda comenzar la dilatación. En la multípara ambos fenómenos se dan simultáneamente por lo general.
Los primeros cinco centímetros de dilatación son los que más tiempo demandan. Una vez superado este límite, por lo general se acelera rápidamente el final de la dilatación. Piensa que la cabecita de tu bebé tiene un diámetro promedio de 10 a 12 cm que es la dilatación a la que por lo tanto tiene que llegar a tener el cuello para permitir el paso del bebé.
Para medir la dilatación se utiliza un sencillo procedimiento que se realiza a través del tacto vaginal. Una vez que se alcanza el cuello uterino, se entreabren los dedos índice y medio de la mano examinadora como si fuese un compás. La práctica permite entonces calcular “a ojo de buen cubero” cuántos centímetros hay de dilatación. Todo obstetra y toda obstétrica experimentados puede realizar una muy aproximada medición en pocos segundos.
Es por ello que según la rapidez con que se desarrolle tu trabajo de parto serás examinada cada 30 a 60 minutos. Si todo ocurre de manera estándar, luego de los cinco centímetros de dilatación se romperá la bolsa en forma espontánea. Pero no debes alarmarte, ya que también es posible llegar a la dilatación completa con la bolsa íntegra.

La forma de inicio del trabajo de parto y su duración depende de una multiplicidad de factores. Casi todos están influidos por las características de la mamá y el bebé. Tamaño relativo de uno con el otro, forma de presentación, etc. Como todo en la vida, cada parto es único. Aun una misma mamá puede tener partos totalmente diferentes uno del otro.
Como ves, casi con seguridad te internarás durante el período dilatante de tu trabajo de parto. Es frecuente que luego de internada se proceda a efectuar un rasurado del vello posterior de la vulva, zona en la que se efectúa la episiotomía o en la que suelen producirse los desgarros espontáneos. Claro, todo depende del equipo de profesionales que te asista. Muchos obstetras hoy en día prefieren no efectuar este procedimiento.
Otro tanto ocurre con el “tradicional” enema. Con el objeto de evitar la expulsión de materia fecal junto con la salida del bebé, durante muchos años se empleó de rutina el enema previo al parto. Actualmente la mayoría de los médicos seleccionan en qué casos conviene y en qué casos puede evitarse este procedimiento. Más aún, quienes adhieren a las corrientes más “naturalistas” se oponen totalmente a éste.

 

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