Leche materna


Desde los primeros minutos de vida si tu bebé es vital y vigoroso podrás ponerlo al pecho. Esto es bueno para el bebé y la mamá.

La succión precoz de los pezones favorece el desprendimiento de la placenta y la recuperación más rápida del tamaño uterino habitual. Los vasos sanguíneos se contraen más rápidamente, disminuyendo el sangrado.

Una hormona, la oxitocina, es segregada cada vez que el bebé comienza a succionar. Ella es la responsable de los cambios descriptos.
Para el bebé es una fuente de nutrientes, muchos de los cuales no se encuentran en las leches artificiales. Es mejor absorbida, digerida y con la temperatura justa. La lactosa que aporta contribuye al desarrollo de la flora intestinal, disminuyendo los cólicos y la constipación.

Desde el punto de vista inmunológico la leche materna aporta gran cantidad de anticuerpos que protegen al bebé de las infecciones (fundamentalmente las intestinales y respiratorias).
Se ha demostrado que los bebés alimentados a pecho padecen con menor frecuencia enfermedades virales y alérgicas. La leche de vaca está destinada para el ternero, siendo en algunas circunstancias su proteína causa de alergias. Otras de las ventajas a tener en cuenta es que del pecho el recién nacido recibirá un alimento estéril, a temperatura adecuada, listo para ser consumido.
Por las características de esta leche difícilmente el bebé sea obeso, ya que recibe el alimento justo para sus necesidades.

¿Cuando baja la leche? ¿Qué es el calostro?
La bajada de la leche se produce entre el quinto y el octavo día, precedida por una leche denominada "de transición", que se produce después del calostro.

Las primeras secreciones se denominan "calostro". Se caracteriza por un color amarillento transparente, de mayor consistencia que la leche.
Este alimento con el cual ha dotado la naturaleza a la madre, le permite nutrir a su bebé plenamente en los primeros días cuando el intestino no está aún lo suficientemente maduro como para recibir otro tipo de leche.
Contiene una proporción menor de hidratos de carbono y grasas, siendo las proteínas y los minerales los elementos predominantes.
Su alto poder defensivo lo convierte en el mejor aporte de anticuerpos para proteger al bebé contra todo tipo de infección.
A veces el simple hecho de estar cerca del bebé o pensar en él, u oírlo llorar, son causas suficientes para que se derrame leche por los pezones. Estados de ansiedad, o el temor de estar alimentando inadecuadamente al bebé determinan la liberación de sustancias llamadas "catecolaminas" que pueden inhibir la lactancia.

Composición de la leche
La leche materna es diferente de la leche vegetal y animal.

  • Proteínas: mayor valor nutritivo, digeribilidad más fácil, evitan las alergias a las proteínas de origen animal.
  • Agua: el organismo del bebé está constituido casi en un 80% por agua. Este porcentaje disminuye a medida que el niño crece. La leche materna proporciona en cada mamada la cantidad de agua necesaria para mantener este balance. La necesidad está cubierta en todo bebé sano que ingiera alrededor de 200 centímetros cúbicos por kilo de peso y por día. Este aporte deberá ser complementado con agua cuando haga demasiado calor, el bebé transpire mucho o tenga fiebre.
  • Lactosa: es una fuente importante de energía. Al transformarse en ácido láctico favorece la absorción de los minerales contenidos en la leche materna (suficientes para cubrir las necesidades del bebé).
  • Vitaminas: cuando la mamá recibe una dieta equilibrada le transfiere al bebé todas las vitaminas, incluyendo la vitamina D necesaria para evitar el raquitismo.
  • El calostro: aporte fundamental de defensas y nutrientes.
 

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