El Síndrome Urémico Hemolítico
(SUH) es una enfermedad endémica en
nuestro país.
La incidencia en Argentina es la más
alta del mundo; se registran entre 300 y 350
casos nuevos por año.
Predomina en verano. Afecta
a niños pequeños: es más
frecuente entre los 5 y los 30 meses, aunque se
ha registrado en niños mayores.
La enfermedad comienza con
diarrea
mucosa o mucosanguinolenta que tiñe de
color rosado la materia fecal, vómitos,
palidez intensa y disminución de la cantidad
de orina durante la diarrea.
Esto último puede ocurrir por deshidratación,
consecuencia de la diarrea,
o por la afectación del riñón
debido a la enfermedad. En cualquier circunstancia
debe ser motivo de alarma y debe consultarse de
inmediato con el médico.
La enfermedad puede evolucionar provocando anemia,
afectación de la función renal y,
en algunos casos, alteraciones neurológicas.
Causas
Son varias las causas pero la más frecuente
(90% de los casos) es la infección provocada
por una bacteria, Escherichia
coli, productora de una toxina denominada
Verocitotoxina.
Esta bacteria es sensible al calor (por cocción
o pasteurización).
La fuente de contagio principal es la carne vacuna
insuficientemente cocida, la leche no pasteurizada,
los productos lácteos manufacturados con
leche no pasteurizada y el agua contaminada. También
puede transmitirse de persona a persona.
Se recomienda
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Asegurar la correcta cocción
de la carne; la bacteria se destruye a los 70°C.
Esto se consigue cuando la carne tiene una cocción
homogénea.
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Tener especial cuidado
con la cocción de la carne
picada, ya que generalmente se cocina
bien la parte superficial, permaneciendo la
bacteria en el interior. El jugo de la carne
picada bien cocida, debe ser completamente translúcido.
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Se debe asegurar la completa
cocción de las hamburguesas dado que son fuente principal de contaminación
en los niños.
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Utilizar distintos
utensilios de cocina para cortar la carne
cruda y para trozarla antes de ser ingerida.
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Evitar el contacto de
las carnes crudas con otros alimentos.
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Controlar el uso de leche y derivados lácteos correctamente pasteurizados
y conservar la cadena de frío.
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No consumir jugos de fruta
no pasteurizados.
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Lavar cuidadosamente verduras
y frutas.
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Asegurar la correcta higiene de las manos (deben lavarse con agua y jabón)
antes de preparar los alimentos.
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Lavarse las manos con
agua y jabón luego de ir al baño.
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Utilizar natatorios habilitados
para tal fin.
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Respetar la prohibición
de bañarse en aguas del Río de
la Plata.
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Consumir agua potable;
ante la duda, hervirla.
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