concepció, fertilidad, el embarazo por trimestres

Segundo trimestre: complicaciones


La naturaleza ha querido resguardar este momento tan trascendente de ocurrencias inoportunas que interfieran tan significantes vivencias. Es por ello que durante la etapa de la gestación suelen presentarse pocas patologías.

Las toxemias
Enfermedades propias del embarazo, pueden comenzar a manifestarse a partir de la semana 20. Más frecuentemente en las primerizas, tienen tres síntomas característicos que pueden o no presentarse en conjunto: hipertensión, edemas y eliminación de proteínas en la orina. Si estas patologías siguen su curso sin diagnóstico y tratamiento oportuno, pueden agravarse hacia el final del embarazo, transformándose en ECLAMPSIA, situación sumamente afligente.
Felizmente esto ya casi no ocurre. El control periódico prenatal permite detectarlas antes de que sean peligrosas. Aprovechamos entonces esta oportunidad para recordar a las mamás que deben visitar a su obstetra frecuentemente desde el comienzo el embarazo, y no confiarse "porque total en los otros no me pasó nada".

Interrupción tardía y parto inmaduro
Si bien muy poco frecuentes, son patologías características del segundo trimestre. El síntoma inicial, casi obligado, es la hemorragia. Por ello, si se presenta esta complicación, debe guardarse reposo de inmediato y llamar al médico. El reposo (absoluto) y la medicación sedante de las contracciones uterinas son eficaces en la mayor parte de los casos.
A diferencia de los abortos espontáneos del primer trimestre, los del segundo trimestre por lo general son más frecuentes en las “multíparas” (embarazadas que ya han tenido hijos). Las deficiencias del cuello uterino son la causa más frecuente. Para solucionar esta situación, puede recurrirse a una pequeña intervención, el “cerclaje”, que consiste en cerrar el cuello uterino con un hilo resistente, como si fuera una bolsa de tejido.
Algunas localizaciones anormales de la placenta (placenta previa) pueden provocar hemorragias a partir del segundo trimestre. En estos casos la placenta adhiere al útero muy abajo, cerca del cuello, en vez de hacerlo sobre el fondo, que es la localización más frecuente.
No debes alarmarte innecesariamente, habida cuenta de que estas situaciones por lo general no son riesgosas. Requieren paciencia y reposo. Casi todos los episodios hemorrágicos debidos a esta causa se superan, y al crecer el útero la placenta se aleja del cuello, cesando el peligro de futuras hemorragias.
La ecografía es un método insustituible para el diagnóstico de esta patología. Permite el seguimiento hasta la normalización de la situación.

Las anemias del embarazo (falta de glóbulos rojos)
Se presentan casi siempre durante el transcurso de este trimestre. Son debidas a una mala absorción de hierro a nivel intestinal y a la licuefacción de la sangre por un aumento de volumen de plasma necesario para mantener la circulación placentaria. Insistimos nuevamente en la necesidad del control médico periódico para permitir el diagnóstico precoz. Su tratamiento es a base de compuestos que contienen vitaminas y hierro.

Los trastornos circulatorios periféricos (várices y hemorroides)
Algunas veces aparecen hacia el final de esta etapa del embarazo. Es conveniente consultar al obstetra para evitar su agravamiento. Debe controlarse la constipación –frecuente– pues ésta acentúa los problemas hemorroidales.

La obesidad (aumento patológico de peso)
En el embarazo debe evitarse. Ya no se considera que la futura mamá debe ser una verdadera matrona. Sabemos que el exceso de peso corporal perjudica a la madre y al hijo. Como ya pasaron las náuseas y los vómitos, muchas embarazadas suelen descontrolarse, dan rienda suelta a sus antojos (a menudo tolerados e incentivados por su marido y familiares cercanos) y comen en exceso.
Es muy difícil perder el peso que se ganó indebidamente, así que evitemos que ello ocurra.
Como verán, consideramos a la obesidad como una verdadera patología. Queremos insistir en la necesidad de alimentarse correctamente pero no en demasía. No es bueno para la mamá y el futuro hijo la alimentación inadecuada. Muchas embarazadas se asustan cuando ven crecer la barriguita y, preocupadas por su apariencia física, inician regímenes alimentarios que las ponen al borde de la desnutrición. Recordamos que no están solas, que hay un bebé adentro del vientre que tiene que crecer y requiere estar bien alimentado.

No te asustes, el equilibrio adecuado no es difícil de lograr. Verás que con un poco de información y cuidado lo lograrás. Consulta a tu médico y sigue las sugerencias que te damos.

Problemas con la vista
Los cambios hormonales y circulatorios pueden acentuar defectos visuales que antes tolerabas sin darte cuenta. No te esfuerces por ver más allá de lo que puedes. Quienes usan lentes con frecuencia requieren nuevas prescripciones.

Dientes
También la dentadura necesita un buen control a esta altura de los acontecimientos. Concurre al odontólogo. Muchas caries se agrandan hacia la mitad del embarazo, y es conveniente tratarlas para evitar focos de infección.

Las infecciones urinarias
Aparecen por lo general a partir del segundo trimestre del embarazo, pueden tener su origen en una infección bucodental. Si tienes síntomas de cistitis no demores la consulta. Es conveniente tratar estas infecciones precozmente, antes de que asciendan hasta el riñón. Los síndromes febriles –y la infección urinaria es frecuente causa de éstos durante el embarazo– pueden provocar partos inmaduros.

Hemorragias
Además de las hemorragias relacionadas con trastornos del embarazo –como hemos mencionado al referirnos a la placenta previa y a la amenaza de aborto– la embarazada puede padecer otras de origen ginecológico. Por consiguiente debes permitir que tu obstetra haga un examen ginecológico completo, una vez que por ecografía se haya descartado una mala localización de la placenta. Es de buena medicina, si no se ha realizado previamente, someter a todas las embarazadas a un chequeo ginecológico y mamario completo durante este segundo trimestre del embarazo.

Infecciones vaginales
Debido a las hormonas circulantes se producen cambios en las condiciones de temperatura, humedad y acidez vaginal que facilitan ciertos tipos de infecciones superficiales. La más frecuente de ellas es la causada por un hongo, el Candida albicans. Si tienes flujo, picazón o ardor consulta a tu médico. No te automediques, ya que ciertas drogas medicinales incluidas en forma de óvulos vaginales pueden absorberse a través de la mucosa vaginal y resultar perjudiciales para el bebé.

Enfermedades infecciosas
Debes alejar de ti todo aquello que pueda representar un peligro para el bebé. Sus órganos están en pleno proceso de maduración durante esta etapa. Ciertas enfermedades infecciosas como la rubéola, la hepatitis b, el sida, la toxoplasmosis, la listeriosis, la sífilis, y la virosis graves en general, pueden en algunas ocasiones perjudicar a tu bebé. Evita el contacto con todo tipo de enfermos. Si eres docente o circulas en ambientes en donde hay muchos niños, está alerta. Si se comprueba un caso infeccioso no te asustes y llama a tu médico.

Medicamentos
No tomes ningún medicamento sin consultar antes. En especial, durante los cuatro primeros meses debes evitar toda medicación que no sea específicamente indicada para el embarazo. Insistimos: NUNCA TE AUTOMEDIQUES. ¡Hasta la aspirina en exceso está contraindicada!

Radiaciones
Mantente alejada de las radiaciones peligrosas. No concurras a los consultorios radiológicos. Si otro hijo tuyo debe someterse a un estudio de este tipo, pide a tu marido o a un amigo o familiar que lo acompañe. No obstante, si es imprescindible y se toman los debidos recaudos, ciertos tipos de estudios radiológicos pueden ser efectuados a una embarazada. Se impone una consulta especializada en cada caso.

 

Crecer Juntos® acompaña a los papás y las mamás en la compleja tarea de ser padres, sin pretender bajo ningún concepto reemplazar la figura del pediatra o médico de la familia.