Lo adecuado sería que el pequeño
afronte el parto con la cabeza hacia abajo
y la espalda apoyada en el abdomen de la mamá
aunque, a veces, puede adoptar otras posturas
que puedan causar problemas en el parto.
A todas las embarazadas les preocupa la posición
en la que está el bebé en el
momento de dar a luz.
Tanto la situación
en el útero (longitudinal, diagonal o atravesado)
como su presentación (se refiere a la parte
del bebé que va a descender primero) influyen
en el desarrollo del nacimiento.
Por eso, si la columna del pequeño no está
situada en forma paralela a la de la mamá
o no se presenta de cabeza, el parto requiere
de algunas precauciones que exigen, en ocasiones,
practicar una cesárea.
¿Cómo
nos damos cuenta la postura en la que está
el bebé?
La ecografía es el método más
efectivo para evaluar en qué postura se
encuentra el futuro bebé durante el embarazo.
También el médico puede saber en
que posición está el bebé
mediante la exploración vaginal o las “maniobras
de Leopold” en donde palpando el abdomen
materno el profesional puede determinar si el
pequeño está de cabeza o de cola
y localizar su pecho para auscultar los latidos.
¿En
qué momento del embarazo el bebé
rota y se coloca hacia abajo?
A medida que la cabeza va creciendo, el pequeño
va girando en el interior del útero hasta
quedar con el cráneo encajado en la pelvis
y las nalgas hacia arriba. Está postura
es adoptada a partir del séptimo u octavo
mes y generalmente, se mantiene hasta el día
del parto, sobre todo las mujeres que esperan
el primer hijo.
¿Es
factible que el bebé cambie de posición
durante el parto?
En el transcurso del parto la cabeza del bebé
no baja en forma recta por el cuello del útero
sino que va girando para aprovechar mejor el espacio.
En ocasiones, al ir girando, la cabeza puede colocarse
mal y alterar la dinámica del parto. Esto
se conoce como distocia de rotación. Esta
irregularidad en el descenso de la cabeza puede
hacer que se necesite el uso de fórceps
como ayuda en el parto o practicar una cesárea.
¿Cuál
es la postura indicada para el bebé?
En la posición longitudinal, la columna
vertebral del pequeño está ubicada
paralela a la de la madre.
Cuando la criatura está colocada con la
cabeza hacia abajo, lo adecuado es que la coronilla
(zona del cráneo con menor diámetro)
esté encajada en la pelvis materna.
Lo ideal sería que el bebé apoye
su espalda en el abdomen materno ya que de esta
manera puede extender mejor el cuello y a medida
que va descendiendo le será más
fácil que salga (de esta manera puede salir
de una manera más fácil y adecuada).
Cuando el obstetra lo recibe, al salir de esta
forma, el bebé esta mirando el piso.
En pocas ocasiones, la criatura, aun presentando
la cabeza, extiende el cuello y encaja la frente
en la pelvis o flexiona el cuello completamente
hacia atrás y lo que presenta es el rostro
o el mentón. Estas presentaciones aun siendo
cefálicas pueden llegar a complicar el
parto ya que no puede descender por quedar encajado
en la pelvis materna.
¿Qué
sucede si el pequeño no está colocado
correctamente?
Solo la postura transversal es incompatible con
el parto por vía natural.
Las presentaciones cefálicas de frente
o de cara pueden llegar a requerir de una cesárea.
Recuerda, si el obstetra te comenta que el bebé
está en “posición posterior”,
el parto va a ser más lento. Cuando está
de esta manera, la columna del pequeño
se apoya en la de la mamá y suele presentar
una parte de la cabeza que no es la coronilla.
Por este motivo el parto se enlentece o cuesta
el descenso.
¿El
dolor de parto es debido a la posición
que adopta el bebe en el útero materno?
No, no es debido a esta situación. Hay
otros factores que intervienen y son muy particulares
para cada mamá, pero por suerte las mujeres
en que el umbral del dolor es muy bajo tienen
como alternativa la anestesia epidural.
El “parto de riñones” no tiene
que ver con la posición del chiquito, sino
con la reacción ante el dolor de las contracciones
uterinas en la zona lumbar de la mamá.
¿Puede
estar atravesado?
No es común, pero puede suceder que la
criatura esté acostada, como si la pelvis
materna fuera una cuna. Puede tenderse sobre su
espalda o sobre el vientre y tener la cabeza del
lado izquierdo o derecho del abdomen materno.
De hecho en algunos casos, puede llegar a asomar
uno de los brazos a través del cuello uterino.
En pocas ocasiones, en el momento del parto el
pequeño está en diagonal, a lo que
se conoce como situación oblicua o “de
hombros”. La posición transversal
impide que la criatura siga el camino normal para
bajar por la pelvis, por lo que es necesario practicar
una cesárea.
Ambas situaciones son más usuales en mujeres
que han tenido más de tres hijos.
¿Una
vez que se colocó, deja de dar vueltas?
En el primer embarazo es normal que el bebé
se coloque con la cabeza para abajo antes de la
semana número 34. Luego, es difícil
que varié su posición sin ayuda
externa.
No obstante, en las siguientes gestaciones el
bebé puede estar de nalgas e incluso atravesado
o ponerse en posición cefálica momentos
antes de dar a luz, o viceversa: estar colocado
o descolocarse. Esto sucede porque los músculos
uterinos y abdominales están más
distendidos después de uno o más
partos. Así el bebé puede moverse
con mayor facilidad durante las últimas
semanas del embarazo.
¿La
madre o el profesional pueden ayudar a que el
bebé cambie de postura?
Todavía no hay estudios que demuestren
que ciertos ejercicios ayudan a cambiar la orientación
de la criatura durante el embarazado. No obstante,
durante el parto existen posturas que pueden ayudar
a la rotación, como acostarse hacia un
lado en vez de boca arriba o colocarse durante
determinado tiempo boca abajo. Los especialistas
son los que tienen que determinar cuál
es la posición idónea para ayudar
al bebé.
¿Qué
sucede si se presenta de nalgas?
Si viene de nalgas, el
bebé puede estar sentado con las piernas
cruzadas sobre la pelvis de la mamá, de
manera que los pies aparecen en primer lugar (presentación
podálica completa), o tener las piernas
extendidas hacia arriba y los pies delante del
rostro y presentar solo las nalgas (presentación
podálica incompleta).
Esta presentación es común en los
nacimientos prematuros
donde el futuro bebé todavía no
se había colocado, embarazo
múltiple, malformaciones uterinas y
exceso de líquido amniótico.
Hoy en día hay muchos
ginecólogos que suelen practicar cesárea
en todas las presentaciones de nalgas. No obstante,
otros especialistas consideran que el parto
vaginal es posible siempre y cuando se cumplan
ciertas condiciones: que la cabeza del pequeño
no sea grande respecto al tamaño de la
pelvis de la mamá y que en el momento del
parto la dilatación del cuello del útero
sea rápida, espontánea y regular.
De este modo, la criatura podrá salir de
nalgas, luego los hombros y finalmente la mujer
empujará para que salga la cabeza.
Los chiquitos que nacen de nalgas tienen mayor
posibilidad de sufrir luxación
congénita de caderas, la postura que
adoptan dentro del útero es una señal.
No dejes de comentarle a tu pediatra que tu hijo
nació estando en esta posición.
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